Carlos González ese pedazo de pediatra divulgador ha publicado un nuevo libro: «En defensa de las vacunas». Dada su gran influencia en los movimientos de «crianza natural» es de gran importancia la publicación de este libro, que, como dice su propio autor:
Desde hace unos años, cada vez me encuentro con más padres que no vacunan a sus hijos porque creen que las vacunas son inútiles o innecesarias o peligrosas o las tres cosas a la vez. Algunos incluso se sorprenden de que yo esté a favor de las vacunas. Como si hubiera una especie de paquete ideológico raro-progre-natural, y si defiendes la lactancia materna o coger en brazos a los niños, también debes estar, «lógicamente», en contra de las vacunas y creer en la medicina «alternativa» y en la era de Acuario…
¿Quién está a favor de las vacunas y quién está en contra? Abra los ojos.
A mí me los abrió una buena amiga, la doctora Sofía Quintero, colombiana afincada en Italia que durante años trabajó en Mozambique. La conocí hace muchos años, en una reunión europea sobre lactancia materna. En un grupillo, uno de los participantes hizo algún comentario contra las vacunas. Yo no le di importancia, había escuchado y leído otros comentarios similares y había aprendido a sufrirlos en silencio, como una de esas creencias que no vale la pena discutir, como el horóscopo o los ovnis. Pero Sofía se indignó y me dijo al oído: «¡Cómo puede ser tan irresponsable! ¡Qué rabia me dan estos europeos, que no han visto nunca morir a un niño de sarampión, de difteria o de tétanos, y se atreven a criticar las vacunas!». Desde entonces, ya no escucho estos comentarios con la misma calma.
Los padres que no vacunan a sus hijos suelen estar muy informados. Han leído libros, han visitado páginas y páginas de internet. Están muy informados, pero muy mal informados. Porque esas páginas y esos libros que atacan a las vacunas están llenos de errores, falacias, medias verdades y mentiras completas. Mentiras a veces tan absurdas, tan contrarias a los hechos y tan insultantes para la razón, que los científicos no siempre se toman la molestia de desmentirlas. Los padres encuentran, por un lado, información oficial dirigida al público general, escueta, a veces algo paternalista, que frecuentemente se limita a decir «vacuna a tu hijo para protegerlo contra las enfermedades» o información científica muy muy larga, muy muy aburrida, a veces difícil de entender; y por otro, argumentaciones vehementes y coloristas, datos y más datos (mal interpretados o falseados) y paranoicas denuncias sobre supuestas conjuras de la industria farmacéutica.
Muchos de esos que reniegan de las vacunas son médicos, y eso les da mayor credibilidad para algunas familias. ¿De qué se sorprende? Si hay médicos capaces de negar todas las enseñanzas de la ciencia y de recomendar la lactancia cada tres horas o dejar llorar a los bebés, ¿por qué no habría de haber también médicos que no tengan ni idea sobre las vacunas?
En este libro intentaré ofrecer a las familias la información que los antivacunas les niegan, y desmontar uno por uno sus engaños. No todos, porque se puede decir una mentira en apenas unas líneas, y hacen falta a veces varias páginas para desmentirla. En varios casos describiré paso a paso el proceso seguido para buscar la información correcta, para que el lector pueda hacer lo mismo.
Tal vez pueda servir también de ayuda para algunos compañeros, médicos y enfermeras, que se ven sorprendidos por las preguntas y dudas de los padres y que no saben bien qué contestar. Una vez me comentó una madre, a la que al parecer conseguí convencer para que vacunase a su hija: «Es que mi pediatra no me dio ninguno de esos datos que tú me has dado, se limitó a decir “hay que vacunar, porque es lo que hace todo el mundo”». Pues claro, lo comprendo perfectamente. De entrada, hablar sobre las vacunas con unos padres reticentes me suele llevar más de media hora; la mayoría de los pediatras no tienen más de cinco minutos por niño. Y además, los médicos sabemos muchas cosas que no podríamos argumentar de memoria, sin pasar primero unas horas consultando libros. Por ejemplo, yo sé que la meningitis produce fiebre, vómitos y rigidez de nuca. Pero no sé por qué, quién lo descubrió, cómo lo demostró… Si un paciente entrase en mi consulta diciéndome «pues he leído en un libro que la meningitis no da fiebre, vómitos y rigidez de nuca, sino tos, estornudos y dolor en el pie izquierdo», yo no tendría argumentos para intentar convencerle; me tendría que limitar a decir: «Eso son tonterías, le aseguro que los síntomas de la meningitis no son esos».
Este libro no intenta ofrecer información general sobre los efectos, indicaciones y contraindicaciones de las distintas vacunas (algo que ya se puede encontrar en muchos libros y muchas páginas de internet). No he escrito este libro con la intención de vender muchos ejemplares (¡mi editora me va a matar!), sino con la de llegar precisamente a quienes lo necesitan, a esos pocos padres que, con la mejor intención del mundo y engañados por las mentiras de los antivacunas, están dejando de vacunar a sus hijos.
Me he centrado en analizar y refutar dos libros que parecen ser los más difundidos en España sobre este tema:
— URIARTE, Xavier. Los peligros de las vacunas, Ática, Barcelona, 2002.
— MARÍN OLMOS, Juan Manuel. Vacunaciones sistemáticas en cuestión, Icaria, Barcelona, 2005.
Recomiendo este libro (aunque no comparta lógicamente al 100% todo lo que en él se dice). Me parece especialmente adecuado para que el personal de enfermería de pediatría de atención primaria afile argumentos cuando se enfrenta a unos padres reticentes a vacunar a sus hijos.
Lo he leído de cabo a rabo, de un tirón. Me lo compré en formato ebook. Me dio pena que los numerosos e interesantes enlaces que Carlos ha recopilado sean muy difíciles de utilizar. Mi regalo (no solicitado) es ponerlos todos, por apartados, en una página (pestaña) de este blog. Quien lea el libro y tenga un ordenador conectado a Internet a mano puede mediante un simple clic con el ratón acceder a la página web o documento citado.
Hace demasiados años (para mi desgracia), conocí y me sentí fascinado por Salud y Enfermedad de Hernan San Martín. Por entonces era estudiante de medicina y era obra de «obligada» lectura para los estudiantes progresistas que queríamos saber algo de salud pública al margen de la anquilosada asignatura homónima. Lo comprábamos a pesar de no ser texto de la asignatura. También cayó en mis manos su obra Ecología Humana y Salud, el Hombre y su Ambiente
Uno de los muchos conceptos de San Martín que me pareció revelador fue el concepto de enfermedad infecciosa como algo variable, que evoluciona en el tiempo, que tiene una historia, la historia de la relación entre dos especies. Cuando un germen se vuelve patógeno para los seres humanos tiende, en general, a provocar enfermedades agudas o subagudas, graves y con frecuencia mortales. Así comenzó la tuberculosis y, mucho más recientemente, el SIDA.
A medida que progresa la interacción entre ambas especies, la humana y el patógeno, hay una tendencia natural a la disminución de la gravedad de la enfermedad. Los individuos más resistentes a la misma sobreviven más y tienden a prevalecer en las poblaciones humanas y las cepas menos agresivas del germen tienen más posibilidades de sobrevivir que las agresivas, que matan a su huésped y desaparecen con él, dificultando su reproducción. Con el tiempo la enfermedad aguda se convierte en crónica.
Podemos citar, en este sentido, el desastre que causó el contacto entre los colonizadores y las poblaciones indígenas americanas que fueron diezmadas por enfermedades para ellos desconocidas. O las prostitutas de Nairobi resistentes al VIH. O la gravedad de la escarlatina hace que nos muestra «Mujercitas» ambientada en la Guerra de Secesión Norteamericana, que resulta mortal para Beth, que nunca se recuperará de haberla sufrido. O el defecto genético que produce la talasemia, que protege parcialmente de la malaria, y por eso la talasemia es mucho más prevalente entre las poblaciones que sufren el azote del paludismo.
La culminación ideal de este proceso sería la simbiosis: primero el comensalismo, como las bacterias habituales de la flora cutánea y orofaríngea, y posteriormente el mutualismo, como la de las bacterias que producen vitamina K en el intestino o las que mantienen la acidez de la vagina y la protegen de infecciones.
Siguiendo a Darwin, las mutaciones se producen continuamente, al azar. Muchas son letales o inútiles, pero otras producen mejoras. Si esta mejora consiste en una mayor resistencia a una enfermedad infecciosa, tenderá a prevalecer en la población al cabo del tiempo.
¿Puede esto aplicarse mutatitis mutandis a las mutaciones (valgame la redundancia 😉 ) de la gripe A?
HxNy
Las propiedades infectantes, la virulencia y la antigenicidad del virus de la gripe A dependen de unas proteínas del virus llamadas: Hemaglutinina (HA) y Neuraminidasa (NA).
HA y NA son glicoproteinas que se proyectan al exterior de la partícula vírica. La HA es la mediadora de la fijación del virus a la célula infectada y de la entrada del material genético en ella, mientras que NA está involucrada en la liberación de los nuevos virus generados en la célula infectada al exterior. Aquí se puede ver una animación que muestra el proceso de replicación del virus dentro de las células.
Estas proteínas son objetivos para los fármacos antivirales. Además cumplen una función de antígeno al que los anticuerpos pueden fijarse. Los virus de la gripe A están clasificados en subtipos basándose en la respuesta antigénica a HA y NA, dando lugar a la nomenclatura H y N.
Tienen especial relevancia para la especie humana:
H1N1, causante de la gripe española en 1918, de la gripe rusa – pandemia parcial del 77 -, y la actual del 2009
H5N1, responsable de la amenaza de pandemia en 2007–08.
Deriva antigénica
ARN mensajero
Aproximadamente una vez cada diez mil nucleótidos (la longitud del ARN del virus de la gripe A), la ARN polimerasa comete un error en la inserción de un nucleótido, lo que ocasiona que casi cada nuevo virus creado porta al menos una mutación.
La mayoría de las mutaciones del virus de la gripe no tendrán mayor significado para la especie humana, otras pueden añadir o restar agresividad o contagiosidad. Algunas mutaciones o la acumulación de varias puede hacer la HA y la NA cambien tanto antigénicamente que la inmunidad adquirida para la cepa original ya no sea útil. Es lo que se llama deriva antigénica, la razón por la que podemos padecer la gripe por un serotipo determinado más de una vez en la vida.
Por ello, también, la vacuna antigripal debe ser modificada anualmente adaptándola a las cepas que se cree circularán en cada temporada.
A medida que la inmunidad natural o vacunal para una cepa determinada aumenta en la población, su transmisión se hace más difícil y esto favorece la circulación de las nuevas cepas, que tenderán a reemplazar a las anteriores. Como queda dicho, las formas más benignas también tendrán ventajas evolutivas y tenderán a prevalecer.
Recombinación
La gripe es una enfermedad de aves y mamíferos. El ser humano, las aves y los cerdos son los reservorios fundamentales. En determinadas circunstancias puede producirse un intercambio genético entre los virus humanos y animales, que puede hacer que estos virus nuevos para el hombre sean capaces además de transmitirse de una persona a otra. Estas situaciones pueden dar lugar a las denominadas pandemias, que se caracterizan por afectar a población de todo el mundo.
El genoma del virus de la gripe que codifica entre otras proteínas la HA y la NA, está separado en ocho fragmentos diferentes. Si más de un virus gripal infecta a la misma célula se pueden producir una recombinación entre los diferentes fragmentos. Este proceso permite que surja un nuevo virus que presente una o unas nuevas proteínas H y N totalmente distintas de las que han presentado los virus que han estado circulando los años anteriores.
Génesis del virus gripal H1N1 de origen porcino.
En el caso de la pandemia del 2009 la infección es una variante de la cepa H1N1, con material genético proveniente de una cepa aviaria, dos cepas porcinas y una humanaque sufrió una mutación y dio un salto entre especies (o heterocontagio) de los cerdos a los humanos,contagiándose de persona a persona. Ver figura adaptada (traducida) sacada de «Emergence and pandemic potential of swine-origin H1N1 influenza virus. Gabriele Neumann, Takeshi Noda & Yoshihiro. Nature 459, 931-939. 18 June 2009.
¿Puede el virus de la gripe pandémica recombinarse con otro virus para dar lugar a uno nuevo con mayor virulencia?
En teoría si, pero no hay ninguna prueba de que lo haya hecho. Probabilísticamente parece remoto, ya que históricamente esta recombinación se da a intervalos de tiempo de décadas. Los experimentos realizados en el laboratorio en modelos animales no han demostrado una especial predilección por la recombinación.
¿El virus de la gripe pandémica puede haber sido originado en un laboratorio?
Hace cinco días un grupo de virólogos encabezado por el australiano Gibbs publicó en Virology Journal un inquietante artículo que va a dar mucho que hablar:
RESUMEN: El virus gripal A (H1N1) de origen porcino que surgió en 2009 y que fue detectado por primera vez en seres humanos en Mexico, es una recombinación (reassortant) con al menos tres progenitores. Seis de sus genes son próximos en su secuencia al de los virus gripales H1N2 «recombinados-triples» aislados en cerdos en Norteamérica entre 1999-2000. Sus otros dos genes son de diferentes virus porcinos euroasiáticos «similares a aviares»; el gen NA es cercano al H1N1 aislado en Europa en 1991-1993, y el gen MP es cercano al virus H3N2 aislado en Asia en 1999-2000. Las secuencias de estos genes no revelan directamente la fuente inmediata de los virus dado que los más cercanos proceden de cepas aisladas (identificadas) recolectadas más de una década antes de que comenzara la pandemia humana. Los tres padres del virus pueden haberse recombinado en algún lugar por medios naturales, tales como las aves migratorias, sin embargo, el vínculo consistente con virus porcinos sugiere que está involucrada la actividad humana. Nosotros discutimos una publicación que sugiere que las piaras de cerdos no controladas, el mercado intercontinental de cerdos vivos, junto con las barreras de cuarentena permeables, generaron la recombinación. Contrastamos esta sugerencia con la posibilidad de que quizás estén involucrados errores de laboratorio tales como el hecho de compartir cepas de virus y cultivos celulares, o quizás la producción de vacunas. El estudio de las secuencias genéticas de cepas aisladas que creen un puente temporal y filogenético entre el nuevo virus y sus padres permitirá distinguir entre estas posibilidades, y sugerimos donde debe buscarse. Es importante encontrar la fuente del nuevo virus si deseamos evitar futuras pandemias en lugar de limitarnos a tratar de minimizar las consecuencias después de que emerjan. El virus de la gripe es un patógeno zoonotico muy significativo. La confianza pública en la investigación de la gripe y en la industria agroalimentaria basada en huéspedes de la gripe ha sido erosionada por muchos de los acontecimientos recientes que involucran al virus. Las medidas que restaurarían la confianza incluyen el establecimiento de una red administrativa internacional que coordine la supervisión (seguimiento), investigación y trabajo comercial con este virus y mantenga un registro de todas las cepas aisladas.
En síntesis:
Los autores reconocen que el virus puede haber sido generado por causas naturales
Discuten la posibilidad de que cerdos no controlados sanitariamente, el comercio internacional de ganado porcino vivo y la permeabilidad de las barreras impuestas por las cuarentenas estén involucrados
Sugieren que quizás un error de laboratorio causó la liberación del virus.
Proponen que
se investigue esa posibilidad
se cree un red internacional que coordine el seguimiento, la investigación y el trabajo comercial conel virus de la gripe y mantenga un registro de todas las cepas aisladas.
Ninguna prueba. Nivel de evidencia: el mínimo «un quizás de experto». A mi me parece pura especulación, muy erudita y alambicada, pero especulación al fin. Lástima que los titulares de periódicos y toda la banda conspiranoica darán por hecho lo que es una mera posibilidad teórica. Mucha gente quiere su minuto de gloria a la sombra del arbol de la nueva gripe. Las propuestas, ¡magníficas!, pero, ¿no es esa misión de la OMS?
Como ya queda dicho, que existan mutaciones es consustancial a la naturaleza del virus de la gripe. ¿Significa que se produzca la misma mutación en varios sitios no conectados que hay alguna inestabilidad en el genoma que predispone a la misma? Es fundamental saber si se confirma que se asocia a formas graves de la enfermedad. También si, como sugieren las autoridades francesas, esto es debido a que afecta más profundamente las vías respiratorias. El virus H1N1 de la pandemia de 1918 tenía esta característica a expensas de poseer la capacidad de replicarse en ausencia de tripsina, a diferencia de otras cepas H1N1. También es importante saber si tiene capacidad de transmitirse entre humanos, si la vacuna pandémica y/o haber padecido la gripe pandémica confieren inmunidad contra esta cepa.
De momento esto parece la excepción que confirma la regla. Sería una posible explicación, en este caso debida al virus, a esos cuadros graves sin factor de riesgo conocido. Queda por saber si hay algún factor o factores ahora desconocidos en el huésped que predispongan a cuadros graves.
Mientras tanto hay razones para el optimismo. Somos los descendientes de los supervivientes de la pandemia H1N1 de 1918 y de la parcial del 77 y lo estamos demostrando: con o sin vacuna la pandemia está causando cuadros gripales en general leves y autolimitados.
Así que permanezcamos vigilantes pero no nos dejemos asustar con el Coco del 2009.
“Según escribes en el Blog, lo que dice la Dra. Forcades (qué más da que sea monja o laica?) es por tanto realidad, otra cosa es que la interpretación haya sido errónea”.
Le he contestado:
A mi me parece que no tiene nada que ver un incidente en el curso de una experimentación animal para desarrollar una vacuna H5N1 con la contaminación de 72 Kgr !? de material para fabricar vacunas para la gripe estacional de uso humano de forma premeditada descubierta por un héroe anónimo. Me sigue pareciendo una patraña de un calibre inaudito. La experimentación con hurones, que constituyen un modelo de laboratorio bueno para la gripe humana, forma parte de los los controles de calidad existentes. Si superan la prueba se pasa al ensayo en humanos y sólo después de demostrarse la inocuidad y la producción de anticuerpos asociados habitualmente a protección se autoriza la inoculación masiva. No me parece que esto se pueda “interpretar” como hace Forcades y sus fuentes conspiranoicas como homicidio premeditado en masa. Eso no es una interpretación es una deformación de la realidad muy peligrosa.
El artículo de Wikipedia sobre Sor Teresa que recomiendo comenta las otras afirmaciones erróneas que resumo:
La OMS en 2005 ya tenía la definición actual de Pandemia.
Las vacunas y sus coadyuvantes sí son seguros
El riesgo de Síndrome de Guillain-Barré tras la vacunación es extremadamente bajo (apenas uno de cada millón de vacunados). Ver post anterior.
La vacunación de 1976 fracasó la falta de ensayos de seguridad en el proceso de fabricación de la vacuna. Actualmente, con el desarrollo científico y los numerosos ensayos clínicos de seguridad, es altamente improbable de que ocurra lo mismo que en 1976.
Los coadyuvantes no pueden producir enfermedades a largo plazo al estimular “artificialmente el sistema inmunitario”, puesto que la vacuna estimula el sistema inmune temporalmente, en un corto periodo de tiempo y los efectos adversos graves son corto plazo
El recuento de casos de Gripe A sí es fiable.
Por Ley la vacunación no puede ser obligatoria (al menos en España)
Las vacunas para la gripe son de gran utilidad ya que la gripe ofrece mas riesgos que la propia vacuna, y si no se vacunara, habría mas fallecidos e ingresos hospitalarios. No son eficaces al 100%, pero si poseen un alto rango de efectividad.
Pedir a la población de riesgo que no se vacune supone una irresponsabilidad. Las vacunas, como todo medicamento, tiene sus riesgos, pero estos son inferiores a las posibles complicaciones de la gripe. No solo por las posibles muertes, sino también por los ingresos hospitalarios.
El hecho de vacunar a los grupos de riesgo y trabajadores sanitarios sale mas rentable, tanto sanitaria como económicamente, que no hacerlo (puesto que al vacunar, se evitan ingresos, siendo estos mucho mas costosos que administrar vacunas).
Hasta aquí el resumen de Wikipedia. Sigue mi respuesta:
Desconfianza frente a los abusos de la industria farmacéutica si, paranoia conspiranoica no. Desde luego yo puedo tener dudas acerca de la oportunidad de vacunación frente a la gripe estacional este año, en que apenas van a circular los virus que contiene y creer que la mayoría de mis pacientes con factores de riesgo o no han estado ya en contacto con la nueva gripe y que, por lo tanto, pocos se van a beneficiar de la vacuna pandémica. Pero la aplicaré a todo el que la solicite porque llevo décadas vacunando contra la gripe y falta el primer incidente destacable y creo que hay datos más que suficientes sobre la eficacia y la seguridad. Vacunar a alguien que haya pasado la gripe no causa ningún daño.
Las medidas de higiene y saneamiento ambiental, la alimentación suficiente y saludable, la vivienda digna, el trabajo para todos y los antibióticos bien utilizados, la cirugía bien indicada y las vacunas son de las (pocas) medidas en las que creo firmemente.
Ser crítico con respecto al manejo de la pandemia no debe confundirse con caer en la militancia antisistema indiscriminada y hacerle el juego a los antivacunas. Tengo suficiente recorrido como para haber visto desaparecer muchas enfermedades gracias a las inmunizaciones como para albergar ninguna duda al respecto.
En medio de tanta crítica ha pasado desapercibido el hecho de que en menos de 5 meses se ha tipificado el virus, se han elaborado varias vacunas eficaces contra él (vivas atenuadas por vía nasal, inactivadas, con o sin coadyuvantes, con virus cultivados en embrión de pollo y en células diploides) y disponemos de montañas de información sobre el comportamiento del virus, la epidemiología del mismo, los datos casi en tiempo real de morbilidad y mortalidad de muchos países y escenarios, y ahora sobre la seguridad de las vacunas pandémicas tras decenas de millones aplicadas. Nunca antes, en ninguna pandemia de gripe anterior la humanidad había tenido semejante eficacia e infraestructura. Lo que lamento es que tanta eficacia no se utilice, también, para combatir enfermedades y problemas que, por afectar a países en vías de desarrollo, son menos visibles y rentables.
La OMS informa sobre la seguridad de las vacunas contra la nueva gripe A(H1N1) 2009 en una nota de prensa con fecha de hoy. Me atrevo a traducirlo, ya que no hay versión en español.
Seguridad de las vacunas pandémicas
Nota abreviada 16 Pandemia (H1N1) 2009
19 NOVIEMBRE 2009 | GINEBRA — Hasta la fecha la OMS ha recibido información vacunal de 16 de aproximadamente 40 países que están realizando campañas nacionales de vacunación pandémica H1N1. Basándose en la información proporcionada por esos 16 países, la OMS estima que se han distribuido alrededor de 80 millones de dosis de la vacuna pandémica y cerca de 65 millones de personas han sido vacunadas. Las campañas nacionales de vacunación comenzaron en Australia y la República Popular China a finales de septiembre.
Las campañas de vacunación actualmente en marcha para proteger a la población contra la gripe pandémica son las más amplias de la historia en varios países y el número de vacunados aumenta cada día. En una vacunación a gran escala como esta, pueden ocurrir al menos algunas reacciones adversas raras, no detectables durante ensayos clínicos incluso si estos son amplios, subrayando la necesidad de una riguroso seguimiento de la seguridad [de las vacunas]. Los resultados hasta la fecha son alentadores.
Efectos secundarios frecuentes
Como se preveía, los efectos secundarios comunicados frecuentemente incluyen inflamación, enrojecimiento y dolor en el lugar de la inyección, que habitualmente se resuelve espontáneamente poco tiempo después de la vacunación.
También se han comunicado fiebre, cefalea, cansancio y dolores musculares poco después de la administración de la vacuna, aunque con menos frecuencia. estos síntomas también se resuelven espontáneamente, generalmente en 48 horas. Se han observado, además, una variedad de reacciones alérgicas. La frecuencia de estas reacciones se situa dentro de la frecuencia esperada.
Síndrome de Guillain-Barre
Hasta la fecha se han comunicado menos de diez casos sospechosos de síndrome de Guillain-Barre en personas que han recibido la vacuna. Esta incidencia coincide con la frecuencia basal de esta enfermedad, tal y como se ha comunicado en un estudio reciente. No obstante todos estos casos están siendo investigados para determinar si son fortuitos o si se pueden relacionar con la vacunación.
La OMS no ha recibido comunicación de desenlaces fatales de los casos confirmados o sospechosos de síndrome de Guillain-Barre detectados desde que comenzaron las campañas de vacunación. Todos los casos se han recuperado. La OMS recomienda que se continúe el seguimiento activo del S. de Guillain-Barre.
Análisis de fallecimientos
Se ha producido un número limitado de fallecimientos en sujetos vacunados. Todos han sido investigados inmediatamente. Aunque algunas investigaciones no han finalizado, en todos los casos cerrados comunicados a la OMS se ha descartado que la causa de la muerte guardara una relación directa con la vacuna.
En China, por ejemplo, donde se han administrado más de 11 millones de dosis de vacuna pandémica, las autoridades sanitarias han informado de 15 casos de reacciones adversas y dos muertes que sucedieron después de la vacunación. La investigación exhaustiva de estos fallecimientos incluida la revisión de los resultados de la autopsia ha determinado que las muertes fueron causadas por condiciones médicas subyacentes, no por la vacuna.
Perfil de seguridad de las diferentes vacunas
Las campañas están usando vacunas inactivadas coadyuvadas y no coadyuvadas y vivas atenuadas. No se han detectado hasta la fecha diferencias entre el perfil de seguridad de los efectos adversos severos entre las diferentes vacunas.
Aunque el seguimiento estrecho de la seguridad de las vacunas continua, todos los datos recopilados hasta la fecha indican que las vacunas pandémicas igualan el excelente perfil de seguridad de las vacunas gripales estacionales, las cuales se han venido utilizando durante más de 60 años.
Mientras occidente se desgañita hablando y hablando sobre la nueva gripe A(H1N1), y consumiendo enormes recursos en una gripe como todas las demás, los problemas de salud que afectan a millones y millones de personas de los países pobres pasan a segundo plano.
La descabellada gestión de la nueva gripe por parte de la OMS y otras agencias y autoridades sanitarias ha producido un tremendo escepticismo entre los profesionales sanitarios y la población. Tras el fiasco de la gripe aviar, la nueva gripe «ex-porcina», que se nos presentaba como una plaga bíblica, se ha quedado en una gripe más. Nada más (y nada menos) que una gripe como la de todos los años. Esto se parece cada vez más al cuento de Pedro y el lobo.
Los mayores de 60 años parecen protegidos por haber padecido «las gripes» A(H1N1) que hubo entre 1918 y 1957. A partir de la pandemia de gripe H1N1 «española» de 1918 se produjo a una sustitución de los serotipos habituales hasta ese momento por los H1N1 que predominaron durante la primera mitad del siglo XX, hasta el año 1957 en que se produce otra pandemia de gripe «asiática» , por un virus A(H2N2).
El resto de los humanos (desde bebés hasta adultos jóvenes y no tan jóvenes menores de 60 años) pueden contraerla, lo que constituye un potencial problema cuantitativo. Pero cualitativamente la gripe nueva es similar a la de toda la vida. Lo que no es poco: no es un virus menor y es capaz de desestabilizar a personas con enfermedades crónicas y debilitantes, incluso personas sin factores de riesgo pueden tener complicaciones, raramente graves y excepcionalmente mortales (como siempre).
Esta es la pandemia de la desconfianza y la pérdida de prestigio de las agencias sanitarias. Su empeño en el uso generoso de antivirales (por ejemplo considerando a todos los niños grupo de riesgo y, por lo tanto, candidatos a recibirlos) de dudosas ventajas y no pocos efectos secundarios y los pronósticos catastrofistas han contribuido a ello. Los medios de comunicación, amplificando cada fallecimiento y exagerando la importancia de lo que estaba y está sucediendo, han tenido mucho que ver con el pánico inicial que suscitó la gripe de marras.
A semejante río revuelto se han apuntado los profetas del apocalípsis, los conspiranoicos y los simple y llanamente ignorantes y desinformados , los interesados y, por supuesto, los antivacunas de todo tipo. Una monja, Teresa Forcades y Vila se ha convertido en un fenómeno impresionante en la Red. Su discurso incorpora verdades mezcladas con leyendas urbanas y medias verdades. Con ello ha fabricado una teoría de la conspiración que sería rechazada como guión de película de catástrofes por su nula credibilidad y, a pesar de lo que se dice a veces, sin ninguna prueba científica en el núcleo duro de sus argumentos. Si a eso le añadimos el miedo incubado por los medios de comunicación y la mala gestión de la pandemia por la OMS y los gobiernos, obtendremos la ecuación que la ha lanzado al estrellato.
En ese sentido, es interesante ver la entrada sobre sor Teresa que hace Wikipedia, intentando recoger argumentos a favor y en contra, con vínculos a su página web, a su famosísimo vídeo, y alguna de sus obras. Ver en que circos actua debería bastar para desestimar su mensaje. El País ha publicado un artículo sobre la monja que es bastante atinado, si acaso no comparto la aceptación ciega de la autoridad de la OMS, en mi opinión maltrecha, al menos moralmente, tras la gestión de la pandemia de gripe del 2009.
Una de las piezas centrales de la argumentación de la monja es el llamado incidente Baxter. Según Forcades en enero del 2009 la división Austríaca de Baxter (Immuno Labs, antes de su absorción por Baxter), habría distribuido 72 kg de material para la fabricación de vacunas para la gripe estacional de la temporada 2009-2010. Un ignoto y anónimo técnico de laboratorio habría decidido por su cuenta y riesgo hacer un control de naturaleza no precisada, y no programado, que requiere inocular unos hurones para experimentación que le salen a su empresa a un riñón el gramo con piel y huesos, y que no servirán ya para nada después del experimento. Al morir los hurones se descubriría que el material no solamente contaba con virus no desactivados de la gripe estacional, sino que también contenía virus no desactivados de la mortífera gripe aviar (A H5N1).
La vacuna fabricada con este material habría sido distribuida (de no descubrirse la contaminación) en Austria, Eslovenia, Alemania y la República Checa. La hazaña del técnico-héroe habría salvado de la muerte del 40-50% de los potenciales receptores de las dosis de vacuna que derivarían de esos 72 Kg de material, una cantidad tan desorbitada que serviría para vacunar varias veces a la humanidad entera. La periodista científica austro-irlandesa Jane Burgermeister ha sido la campeona de la denuncia de este supuesto incidente, por su puesto a su juicio intencionado y parte de una conspiración global contra la humanidad. Es lógico: las multinacionales farmacéuticas tienen todo el interés en eliminar a sus potenciales clientes 😉 .
La realidad es bien diferente. Tras la alarma de la gripe aviar de hace unos años, algunos laboratorios, incluida la multinacional americana Baxter, comenzaron a desarrollar protocolos de fabricación de vacuna inactivada con la cepa H5N1 como preparación para la eventual adaptación de este subtipo al hombre. La validación de esos protocolos requiere realizar pruebas de inmunogenicidad en hurones, así que Baxter-Austria reenvió un lote de material inactivado H5N1 procedente de la central de la multinacional situada en Deerfield, Illinois USA (material experimental, nada que ver ni remotamente con algo que fuese a inocularse a un ser humano ni parte de la cadena de fabricación de la vacuna estacional) a BioTest s.r.o, una compañía checa de biotecnología, que realizaba la investigación para una compañía llamada AVIR Green Hills Biotechnology usando el material suministrado por Baxter. Allí, y siguiendo el guión establecido, se inocularon hurones para la prueba programada, y los hurones murieron. Investigando el incidente, se descubrió que la inactivación del material había fallado, y que parte del virus había sobrevivido al proceso.
Algo parecido ya había pasado. En el año 1955, en plena epidemia de polio en América y Europa, varios laboratorios comenzaron a producir la vacuna inactivada de Salk (inyectable) para cubrir la primera campaña de vacunación frente a la polio de la historia. A los pocos meses, se detectaron casos de polio en algunos niños vacunados, y se descubrió que un lote producido en el laboratorio Cutter de California contenía una cierta cantidad residual de virus vivo, y que todos los niños que enfermaron habían sido vacunados con ese lote. Desde el «incidente Cutter», que respondió a las prisas bajo la presión de la epidemia y que estuvo a punto de cargarse la campaña, la liberación de lotes de cualquier vacuna vírica de virus inactivado incluye exhaustivos controles de la inactivación.
La patraña es de tal calibre (la demostración palpable de los controles de calidad existentes se convierte en homicidio premeditado en masa) que no está claro si es asunto de un fiscal o un psiquiatra. Lo que sí es seguro es que entre unos y otros, OMS y medios de comunicación, CDCs, la periodista austro-irlandesa y la monja alucinada, han convertido un asunto puramente técnico y de salud pública en el espectáculo más histriónico y lamentable de las últimas décadas. Deprimente.
Otra secuela de esta crisis es la desconfianza generalizada sobre las vacunas. La descalificación de la vacuna de la gripe se ha extendido a todas las vacunas. Una gran irresponsabilidad, como ha destacado Pedro Alonso, investigador español de la vacuna contra la malaria.
Unas fotos inpresionantes de la fotógrafa Isabel Muñoz nos recuerdan los verdaderos problemas de la infancia:
Frente a tanto despropósito propongo que apoyemos a las ONG y otros organismos serios como UNICEF, una de cuyas tareas es contribuir a que se vacunen los niños que más lo necesitan.